martes, 14 de diciembre de 2010

Desconocidos

La verdad es que el piso tenía una bonita decoración, pero eso ahora no le llamaba la atención, ahora lo único que le interesaba era seguirla hacia la habitación, quería saber el color de sus sábanas y como contrastaba con el color de su piel. Cuando por fin llegaron, las prendas fueron cayendo una a una al suelo, hasta que lo último que cayó fueron sus cuerpos sobre el colchón.

Dos completos desconocidos, cuyo sudor destilaba deseo. Sus perfilados labios entreabiertos, exhalaban suspiros de ganas que él acallaba a mordiscos. Finalmente ella notó toda su longitud, él noto la humedad de su cavidad, disfrutaban del sexo despreocupado; preocupados por la vergüenza, se resistían a gemir, pero ambos lo sentían, ambos lo sabían.

Con la tranquilidad de que a la mañana siguiente estaría sola, le entregó todo, pero al terminar no sabía si tenía tantas ganas de preparar un solo café, estaba segura de que no quería que aquella fuente de calor que le proporcionaba su cuerpo se le escapara, quería volver a oír esa respiración rítmica y acompasada que tanta relajación le proporcionaba…

Al despertar aún seguían abrazados, al abrir los párpados, sus ojos se encontraron y con una sonrisa de felicidad en un susurro él le aconsejó:
-        ¿Y si la próxima vez tan solo quedamos para cenar?
Toda su respuesta fue devolverle la sonrisa y un beso.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Volver a las andadas

Salimos simplemente a cenar y tomar algo, pero ya sabemos: la música, el ambiente, la charla… todo se entremezcla, para hacernos volver a las andadas. El roce de las manos y el cruce de miradas lo dicen todo. No me aguanto cuando te veo con tanta prisa por salir del local y montarnos en el coche. 

Conducir hasta el aparcamiento más oscuro y solitario, no importa el frío porque vamos a encender el calefactor, y no precisamente el del coche. Jugamos al tetris, pero es divertido; ¡cómo lo echaba de menos!  Sin vecinos a los que molestar, aquí sueltas tu garganta, mientras ahogamos el deseo, mientras nos vamos consumiendo y el vaho de los cristales nos delata.

Salimos simplemente a cenar y tomar algo, pero ya sabemos… de vuelta a las andadas.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Déjame convencerte

Antes de que me abandones, permíteme un último intento de ablandarte el corazón. Déjame recordarte cada beso, la cara que ponías cuando te olía el pelo o tu sonrisa estúpida cuando escuchabas en un susurro te quiero. Si te vas, no volverás a probar mi sexo, no volverás a disfrutar bajo mi cuerpo, no volveremos a jugar bajo las mantas. Echarás de menos las cosquillas, el que te llame enana, meterme las rastas por la nariz, que me coma un dulce justo antes de comer, recostarte sobre mi pecho y dormir a pesar de mis ronquidos.
Recuerda que si te vas, no podrás vivir sin mí, como yo no puedo vivir sin ti.


A veces, la inspiración llega en un mal sueño…