martes, 28 de septiembre de 2010

Cuando la vida sabe a vida

Una vez más, se me escapa el alma por los poros al oírte decir te quiero. Sé que no se demuestra nada con las palabras, sino por las acciones, pero es un deleite escuchártelo decir. Cerrar los ojos al besarte, y abrazarte con cariño después de hacerte sudar y gritar, según dicen son pequeñas cosas que les dan sabor a la vida, y mi vida sabe a ti.

Mi vida sabe a tus besos, a tus gemidos, al sudor de tu cuello, a tus mordiscos, al tesoro de tu sexo. Sabores que me recuerdan a cuando con la respiración acelerada, me pides que siga así, cuando sin aire en los pulmones llegas al límite de tu pasión.

Cuando la vida sabe a vida, no hace falta dedicar lo que escribes.

sábado, 25 de septiembre de 2010

Llena este vacío

Hay un sitio en mi cama, dónde solían estar las noches de desesperación y pesadillas. Un hueco que se ha rellenado de ansias, de ganas de sexo y amor. Un hueco con nombre bordado y que te espera, para que cada mañana cuando despierte, mis manos no anhelen tu tacto, mis labios no echen de menos tus besos y mi lengua no olvide tu sabor. Que por las mañanas oiga “buenos días reina”, y por las noches se tenga que tapar los oídos.

Hay un sitio vacío en mi cama, que te está esperando a ti

viernes, 17 de septiembre de 2010

Para mayores de 18

Me encanta el cine, el disfrute de ver una buena película, recostados en la cama y tu cabeza apoyada sobre mi pecho, acurrucados en la manta, acompañados por un enorme cuenco de palomitas. Pero no puedo evitarlo, notar el calor que desprendes, juego a adivinar tu silueta bajo la gruesa capa de lana, y es que disfruto con el séptimo arte, pero más disfruto con el que para mí es el primero, el arte de amar.

Tampoco puedo evitar, meterme bajo la manta y levantarte esa vieja camiseta heredada de mí, que te llega a las rodillas y usas de camisón. No me resisto a besar el interior de tus muslos, mientras nerviosa abres las piernas poco a poco, pidiéndome  lo que sabes que iba a hacer desde el principio. Tus bragas, caen al suelo junto con la manta. Te beso, y mi lengua inquieta busca empaparse de ti, tus dedos se enredan en mi pelo, me aguantas la cabeza, pero tranquila, no pensaba irme a ninguna parte.

Tu cara azulada por la tenue luz de la televisión, de fondo se oye alguna frase del protagonista principal, creo que esta película la tendremos que volver a ver. Ahogas tus gemidos entre suspiros y resoples, y algunas expresiones que no se deben oír dentro del horario infantil. Con tus piernas por bufanda te escucho susurrar con impaciencia, “fóllame”, mientras me llevas a tus labios y me besas.

El roce de nuestros cuerpos me hace acabar dentro de ti, formando uno, bailamos en una danza desenfrenada una coreografía improvisada. Te susurro al oído cosas que solo digo cuando estoy embriagado de ti y me clavas las uñas en las nalgas, porque me quieres más dentro. Acabamos al unísono con la respiración entrecortada, con nuestros cuerpos sudorosos, jadeando uno junto al otro, abrazados mientras empiezan los créditos.

Sin duda alguna, la mejor película que he visto en mucho tiempo.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Tres deseos

El genio de mis sueños me concedió tres deseos. No pensé en la paz mundial, ni el hambre… sólo pensé en ti, como cada segundo de mi vida, me has vuelto un egoísta, porque es como pensar en mi.

Primer deseo: Que cada mañana me despierte y lo primero que sienta es tu respiración junto a la mía, si hace frío te acerques a mí, y si hace calor hagas lo mismo pero con menos ropa. Sentir tu mano enlazada en la mía cuando vaya por la calle y oírte decir te quiero de vez en cuando. Envejecer contigo con todo lo que ello conlleva, pero siendo felices.

Segundo deseo: Desollar mis labios con los tuyos, sentir cada trozo de tu piel en cada trozo de mi piel, tu pecho contra mi pecho jadeante, tu aliento cálido en mi oído, mis dedos palpando la humedad de tu manantial y hundir mi carne en tu carne. Besarte todo lo besable y ponerte los ojos en blanco a base de caricias y arremetidas. Repetir esto cada noche contigo, y si la vida lo permite, cada mañana y cada tarde.

Y el tercer deseo nos lo podemos ahorrar, porque yo con esto, ya soy feliz. 

sábado, 11 de septiembre de 2010

Lo demás, es lo de menos

No puedo frenar estas ganas de verte estremecer, gritar y suplicarme más. Gracias al cielo, no te haces de rogar y yo me conozco demasiado bien tus puntos débiles. Una caricia por aquí, un susurro por allá y besos por acullá, consiguen que busques mis besos con avidez, pero ahora me hago de rogar, quiero que estés sedienta, quiero que me lo des todo, quiero volverte loca, que me vuelvas loco.

Cuanta menos paciencia tengo, más me cuesta desnudarte, es más fácil hacer saltar los botones que quitarlos uno a uno, luego habrá tiempo de lamentarse por los rotos y los sietes.  Ahora solo hay tiempo para dedicar al placer, al placer de tu sexo, al placer de tus susurros, de tus gritos y tus te quiero.

El mundo se para cuando estoy dentro de ti, se para, para admirar nuestro movimiento, como olas que chocan contra el acantilado entre rugidos, nuestras caderas.  Una temblorosa gota de sudor sobre tu agitado pecho, tu espalda arqueada, levantando tu vientre, buscándome y yo buscando en tu profundidad, con eso me quedo, con la perfección de tu rostro exhausto, con la magia de que seas tú, lo demás, es lo de menos.

Puedes pedirme que cierre la boca y tire la llave, pero no me pidas que deje de desearte.

viernes, 10 de septiembre de 2010

Bajo una lluvia controlada

Jugando al gato y al ratón acabamos en la ducha, y de seguro que el ratón ya lo tenía todo pensado, porque sin decir nada, y no hacía falta porque hablaban sus pupilas, abrió el grifo y se encerró tras la mampara.
Mientras se le empapaba el pelo y el agua resbalaba por toda su fisionomía, yo me moría de celos de cada gota que bajaba por sus mejillas y se perdía en su pecho. Sólo quería bebérmela, sólo quería secarla a besos, cada rincón, cada poro.
“Déjame entrar”, supliqué, pero ella se limita a negar con la cabeza mientras me come con la mirada y se muerde el labio inferior. “Déjame entrar o soplaré y soplaré hasta derribar la puerta”. La risa tonta siempre ha sido mi don, y por fin me abre las puertas de ese momentáneo paraíso. Somos arquitectos, construimos un paraíso en cada rincón, paraísos tan simples como el asiento trasero de un coche, una cama individual o una ducha, pero al fin y al cabo paraísos.
La beso, me besa, nos besamos. Continúa su camino por mi resbaladizo pecho y se arrodilla. No es la humedad de la ducha lo que siento, es la de su boca, su lengua y sus labios, mis dedos enredados en su pelo rebosando agua, rebosando sensualidad. Para, me mira inocente y sonríe, definitivamente es el paraíso. Se incorpora y jugamos a herir sensibilidades.
Salimos, rodeados de vapor de agua, entre roce y beso nos secamos, no nos hacen falta toallas, no tenemos tiempo para tonterías, el amor se puede hacer estando mojado.
Ya estamos limpios para seguir haciendo cosas sucias.

Colores a conjunto

"Tu blusa hace juego con las baldosas de mi habitación"
Así empezó este divino juego. Un beso por aquí, otro por allá, subir las escaleras a tropezones, apoyándonos en cada pared, en cada esquina y cada rincón, porque no, a los claustrofóbicos no les gusta el ascensor, aún con la compañía de una Venus.


Tumbada en la cama estás incluso más atractiva, y es bastante difícil. Al final era cierto, la blusa combina perfectamente con los colores de mi cuarto, o eso, o tenía muchas ganas de verte desnuda, no sé cuál es la solución.


Parezco haber estudiado un máster en tu cuerpo, pero aún inexperto en él, resulta fácil trabajar con tan buen material. Cada vello me dice cual es el recorrido que han de seguir mis labios, donde se tiene que posar mi lengua... Mis dedos inconscientemente dibujan tus perfiles, bordean tus curvas, hasta que encuentran un húmedo abismo y ahí se quedan.


Ya no son mis dedos los que buscan ese placer. Me susurras un "vamos" suavemente al oído. Me encanta el repiqueteo de nuestras caderas, te muerdes el labio y parece que me leyeras el pensamiento que grita "¡No te reprimas!" y chillas, bendito placer en mis tímpanos.


Hoy va a tener pesadillas, sí, hagamos llorar al colchón.