domingo, 9 de enero de 2011

Pídeme permiso

Por fin vuelves del baño. Se me ha hecho una eternidad, ya he recuperado el resuello. Tras el breve oleaje de la cortinilla de la puerta aparece tu silueta, con la melena despeinada cayendo desordenada sobre los hombros. Rebuscas en el montón de prendas rebujadas que hay junto a la cama hasta encontrar tus bragas, con la absurda intención de vestirte…

Contestas con una sonrisa encantadora mi “¿y a ti quién te ha dado permiso para vestirte?”, que surte efecto, porque vuelves a dejar las bragas donde estaban y vuelves a mezclarte conmigo entre las sábanas.

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