viernes, 15 de octubre de 2010

Después de la tempestad...

Llega la calma, suaves respiraciones mientras te miro ausente, como pareces escudriñar el techo, cuando aún te tiemblan las piernas. A veces te das cuenta de que te observo y como despejando esos pensamientos solo tuyos me miras y sonríes, buscando siempre un nuevo beso. La cama es un campo de batalla sin ninguna baja.
Da igual el tema, hablamos, abrazados, solo una excusa para no quedarnos dormidos, porque seguimos con ganas de sexo. Sexo que inunda la habitación, se siente, se huele, se desea.
Un beso, y otro, en la boca, en el cuello, tu mano hábil se desliza por mi cadera y me busca, mis dedos inquietos se mueren por sentir tu humedad. Despertamos de nuevo la pasión, sobran las sábanas, sobra todo el aire entre nuestros cuerpos. Ardemos. Ardemos hasta que los gritos cesan, ardemos hasta que la pasión queda reducida a cenizas, hasta que nuestros cuerpos jadean uno sobre el otro.
Vuelta a empezar…

No hay comentarios:

Publicar un comentario