domingo, 3 de octubre de 2010

Dime un buen final

Sigo sin comprender la suerte que te puso junto a mí, pero tampoco la voy a cuestionar. Podemos pasar horas hablando y no aburrirnos, podemos sostenernos la mirada y que las palabras solo estorben, como estorba el aire entre nuestros cuerpos.

Labio contra labio, piel contra piel. Nuestras manos inquietas, enredadas en una lucha por recorrer toda nuestra anatomía, fuera todo lo artificial, ni ropas ni maquillaje, solos tú y yo. Sin interrupciones, es nuestro tiempo, es nuestro momento y nadie puede molestarnos.

Entre nosotros, toda sabe mejor, todo suena mejor. El sudor no es incómodo, los gritos no significan discusión y ponernos bordes el uno con el otro incluso pone todo más interesante. Un quiero más no es de consentida, sino de ganas de mí.

Nuestro mundo aparte, nuestro universo, da igual el lugar, mientras estemos tú y yo.

Como me dijiste, The End.


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