Me gusta besarte en ese lugar que te enciende, para luego marcharme. Es como girar la llave del coche, andar dos metros y parar; es como encender la luz, para quedarnos a oscuras, prender la mecha para luego soplar; es como enseñar la recompensa, y luego guardarla…
Me gusta que bufes de desesperación, y con tono de enfado me digas “¿Otra vez?”, y me gusta interpretar mi papel, seguir vistiéndome mientras te miro con el rabillo del ojo y te veo observándome con las cejas enarcadas y esa cara de incredulidad.
Pero ya sabes, que siempre me haces regresar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario