martes, 2 de noviembre de 2010

Mateo Pito

Tus pupilas reflejando el temblor de las velas no dejan de pedirme que te ame. Una suave sonrisa se dibuja en tu cara, realzada por la cálida penumbra de las llamas. Nuestra respiración sincronizada con el baile del fuego, fuego que no sólo arde en la mecha, fuego que arde en ti, que arde en mí, fuego que intentamos apagar a besos, pero que aunque reduzcamos a ascuas, siempre conseguimos reavivar. 

Quien juega con fuego se quema, y quiero quemarme, quiero que tus labios y tus caricias me produzcan quemaduras, unas quemaduras que no duelen, unas quemaduras que deseo sentir día a día. Como día a día deseo sentir tu aliento sobre mi pecho, como cada día deseo que ahogues tus gritos mordiéndome, como cada día deseo que me claves las uñas y como cada día deseo que me digas te quiero sin apenas aliento.

Y como cada día, cada noche quiero dormir contigo, para decirte te quiero entre sueños y tener ataques de risa repentinos sin saber la razón, para que me abraces. Porque ya que lo he probado, no creo ser capaz de volver a dormir sin ti. 

1 comentario: